miércoles, mayo 03, 2006

Vida y obra histórica - 8va entrega: Guille


Nombre: Guillermo Rafael

Apellido: Gapel

Apodos: Abuelo, Nono, Pelado, Guille, Amo del calabozo, etc.

Lugar de Nacimiento: Corrientes Cap, provincia de Corrientes.

Puesto: Volante Tapón: 5.

Cuadro: River Plate.

Frase típica: “Fuiste un desastre”




Estamos orgullosos de realizar estas humildes crónicas, que intentan pintar de lleno, con toda la veracidad que sustenta la realidad (pero sin dejar de lado el humor) a los muchachos, compañeros, amigos y demás que compartieron alguna vez un partido de fútbol con los Históricos o con algún miembro de éste clan. Por esto y mucho mas, redactar en breves líneas la vida y obra de Guille es una labor, la cual, voy a disfrutar muchísimo, ya que muchos alguna vez sobrellevamos sus críticas dentro y fuera del campo, pero muy pocas veces la historia mostró su desempeño más oscuro en el terreno de juego. Por eso, me cautiva presentar, con mucha buena onda (jejeje) este relato.

El puesto que supo invadir el Nono dentro de cualquier equipo es conocido con diferentes nombres (Volante tapón, medio centro defensivo, clásico numero cinco) pero mas allá del titulo que se utilice para designar esta demarcación, se sabe que, por lo general, los jugadores que son situados ahí se comisionan efectuar los trabajos indecente de un equipo.

Éste licenciado en economía y futuro abogado fue un numero cinco sobrevaluado, que sumó disparejos “15 minutos de fama” para completar mas de una hora y media de increíbles cuentos y rendimientos intermitentes que, con la pimienta de ser un critico desmesurado, supo acceder a una trayectoria trascendental.

No poseía demasiada habilidad pero compensó esa falencia con cierta presteza y un sacrificio reconocido por sus compañeros, técnicos y sufrido, en demasía, por los contrincantes. Sabido es que, muchas veces, agarraba la lanza y “motivaba” al equipo, en general, esto acontecía cuando el resultado era adverso, ocasionando, en conclusión, que el equipo consumara la derrota en su totalidad, concibiendo ciertas dudas sobre su capacidad de dirección y lectura de los partidos. De todas maneras, nuestro amigo se jactaba de que sus compañeros eran unas momias (o poco menos), que habían hecho todo mal cuando él les revelaba el camino.

De físico pequeño y pelada prominente, aquel alumno prodigio, irrumpió en la selección del Yapeyu en sus años lampiños, participando (ya por chapa ganada en los dos primeros años, que por otra cosa) en todo el ciclo del colegio, completando 5 años en el primer equipo, gozando como compañeros a grandes personajes de ayer, hoy y siempre como Lampertti, Antonio, Fábian, Fili, Tulio, Uribe, Un Yanqui (Eric, se llamaba?) El Cabezón, el Sr. Bertoli, Leo Miño, Ali Muyal, Banegas y Acebal, entre tantos. No hay pruebas fehacientes, pero probablemente todos estos fueron denigrados y criticados alguna vez por él.

Resonada es la anécdota cuando, sin instaurarse una fecha de inicio ni un “¿por qué?” demasiado claro, comenzó una irrefutable guerra contra uno de los gordos, que por entonces formaba parte del seleccionado del Saint Patrick. Una vez, en la ponderada Chacra, este mofletudo (el cual no recuerdo su nombre) y nuestro agasajado, fueron a batallar una pelota dividida o eso aspiraban a dar a entender, lo cierto es que el abuelo terminó aporreando la pierna del rival, provocando la reacción del contrario, que acarreó expulsiones y el enfado del Sr. Walter Chapo. El desenlace final fue recién una semana después en la portezuela de Equinoccio, distinguiendo como “el gordo” en cuestión arrebataba un Remis, evadiendo a esos amigos de Guille, los cuales son primordiales en instantes como ése (hablamos de Yoryi, Chino Lucas, etc).

Considerado un hombre algo misterioso (¿Y por qué no, sombrío?) sobre todo lo que envuelve a su vida, Guille es para muchos de sus amigos “un bocaza”, laureles que se gano a lo largo de los años y los “terceros tiempos” que supo cooperar. Trillado es su afán por pegarle a Juan Gabriel en cualquier actividad que éste emprenda, pero protagonistas como Lucas, Diego, Tulio y tantos otros no fueron esquivos a sus palabras. Un clásico de nuestro amigo es que luego de cada partido, castigue con puntajes funestos y sin precedentes a los jugadores de dicho cotejo, actividad dictatorial y que se jacta de un autoritarismo absoluto al autoproclamarse la figura de la cancha con puntos exorbitantes y castigar con abatidos números que rondan los 3 puntos a sus camaradas.

En resumidas cuentas, Guillermo Gapel dejó su marca en el fútbol. Paseó su fama de bocón por una inmensidad de predios, se llevó mas de un tobillo a casa, se adueñó de un puesto en la mitad del campo del Yapeyu y hasta se dio el deleite de jugar con (y contra) los Históricos mas de una vez. En si, un jugador consumado.

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